Manifiesto del Club de Té - Primer Momento
En un sistema patriarcal que nos hace creer y actuar en función de que las mujeres a nuestro alrededor son una competencia; que estar solas es peligroso, porque somos vulnerables a la violencia, incluso a la muerte; que nuestra única garantía de protección es estar junto a un hombre y que los “gustos de mujeres” son menores e intelectualmente cuestionables; las mujeres necesitamos espacios seguros donde ser nosotras mismas, expresarnos y hacer lo que nos plazca sin pedir disculpas ni sentir culpa, libre del enjuiciamiento patriarcal y de la amenaza hacia nuestra integridad, sólo por el hecho de ser mujeres.
Tomar once es un acto tan rutinario, íntimo como modesto, sin grandes pretensiones y muchas veces olvidado por la ocupada rutina que tenemos dentro del modelo neoliberal que rige nuestra sociedad, y es precisamente esa su fortaleza, la sencillez que resulta fértil para construir significado y sentido cuando se convierte en un ritual que compartes con alguien.
Una desconocida se sienta en la mesa a tomar té, luego otra y otra, se van sumando hasta formar una gran mesa de mujeres que van formando una red poderosa de apoyo, donde nos unen los mismos temores, miedos, enojos, experiencias, sueños y ese amor por la otra, por esa mujer que está en tu mesa, conversando, compartiendo, seguras y felices.
Las juntas de té derivaron en un Club de Té, que por definición es una sociedad creada por un grupo de personas asociadas libremente que comparten intereses y desarrollan actividades con el objetivo de enriquecer su vida social. Quienes integran este Club de Té han abierto su corazón y entregado su confianza, exponiendo sus vulnerabilidades y fortalezas para que siga creciendo y fortaleciéndose, aprendiendo a apoyarnos, querernos, cuidarnos y aceptarnos en el proceso.
Históricamente, los hombres han copado todos los espacios políticos, económicos, sociales y culturales, nosotras hemos sido invisibilizadas y negadas de éstos, también hemos tenido que luchar por pertenecer a ellos en un entorno hostil, jerarquizado y violento, mientras somos profundamente cuestionadas cuando creamos los propios para diferentes luchas. Este Club de Té es nuestra forma de crear algo propio, nuestro y nada ni nadie nos lo va a quitar ni decir cómo llevarlo.
¿Puede este Club de Té ser feminista? Sí; ¿puede este Club de Té ser revolucionario? Sí; puede ser todo lo que nosotras queramos. Agruparse y organizarse en función de un objetivo es político, articular un espacio seguro y una red de apoyo que profundice el vínculo político y humano entre mujeres lo es aún más, porque allí hay poder, nuestro poder, ese que nos ha sido negado a lo largo de la historia.
Nos definimos como organización feminista, comunitaria, local y autogestionada, integrada por mujeres diversas, pero que comparten intereses y una agenda feminista. Nuestros pilares son el amor, sororidad, respeto, crecimiento, autogestión y resistencia, donde cada una tiene libertad, voz y capacidad de agencia, de realizar un trabajo conjunto a nivel personal y con quienes nos rodean, ya sea mujeres que deseen participar individualmente o con organizaciones feministas, para llevar a cabo esas tareas que nos hemos propuesto cumplir en la forma de una red de mujeres que se vaya ampliando y fortaleciendo en el tiempo.
Aún nos queda mucho por hacer y desconocemos lo que nos depare el futuro, pero si todas están dispuestas a seguir sentándose una al lado de la otra y compartir una taza de té, el Club de Té seguirá vivo para, junto con todas las mujeres en todas las esferas de la sociedad, dar la lucha por la libertad, justicia y desarrollo pleno para todas nosotras.
Todas son bienvenidas a ser parte de nuestro Club de Té y seguir dando pasos para reforzar y ampliar esta red de apoyo.
Santiago de Chile, 30 de noviembre de 2018.
Manifiesto del Club de Té - Segundo Momento
Escribí el primer manifiesto para presentarlo en el primer Sisterhood Workshop celebrado el 30 de noviembre de 2018. En ese momento, el Club de Té nacía como organización feminista abierta a la comunidad y comenzaba una aventura cuyas pruebas jamás hubiese imaginado. Tres años después, me pareció pertinente complementar esas ideas con un nuevo manifiesto.
Los manifiestos feministas son una necesidad social permanente y siempre han jugado un rol central en el feminismo, son una herramienta contra el patriarcado, una armadura que nos protege y nos acompaña en la resistencia y la lucha, una carta de amor, una identidad y un recordatorio de lo que somos y lo que queremos lograr.
El manifiesto feminista imagina, reclama, incomoda, denuncia, sincera, crea y sostiene, como ha sido el Club de Té para mi en estos tiempos convulsos de caos, euforia, lágrimas, miedo y esperanza. Porque ser mujer y feminista significa romperte y recoger los pedazos una y otra vez, y en crear una nueva versión de ti misma, mientras otra mujer te apoya y te abraza, y más se suman recogiendo pedazos para construir y sembrar en nuestro camino imperfecto e irregular lleno de obstáculos, enfrentamientos y cambios bruscos.
Este club ha evolucionado para convertirse en una comunidad que abre espacios seguros para todas y todes para aprender, cuestionarnos y reconocernos entre nosotras y nosotres. Viajamos por épocas y lugares entre libros y talleres, lloramos y reímos bajo los arboles y entre tazas de té. Cumplimos con las últimas lineas de nuestro primer manifiesto, el club es nuestro, porfiado, creativo, persistente, solidario, tierno y amoroso.
Llevo el feminismo en mi polera, en el nombre de mis hermanas asesinadas y en mi cuerpo con el que camino para perseguir sueños, con el que grito de rabia y lloro desconsolada, al que adorno con lo que me gusta, en el que habito de formas contradictorias. Escribo feminismo cuando pregunto a mis amigas si llegaron bien a casa, en las pancartas de las marchas y al publicar mis ideas en las plataformas que he reclamado como propias y anotaciones varias.
Me alimento de feminismo con las experiencias de mis ancestras, devorando libros, compartiendo con personas hermosas en nuestros espacios, del amor y los logros de mis amigues, de ver a mujeres y niñas rompiendo los cristales y cumpliendo metas. Lucho desde el feminismo para mirarme en el espejo y quererme, para no tenerle miedo a la oscuridad, para que ningún hombre me interrumpa y no escuche mi voz, para vivir en una sociedad digna y justa donde las niñas no deban esforzarse el doble para obtener reconocimiento, para que todas seamos libres, por el desmantelamiento de todos los sistemas de opresión.
Soy feminista porque quisieron romperme, porque me dijeron que no era lo suficientemente buena, por ver las injusticias y sentir rabia, porque hubo mujeres que me inspiraron, me mostraron un mundo infinito de posibilidades y construyeron esto conmigo, por todas las veces que me dijeron que todo estaría bien, porque con solo un idea y una taza de té supe que era posible cambiar las cosas.
El mundo patriarcal sigue siendo hostil y más incierto que ayer, pero hoy lo enfrentamos sin miedo porque estamos juntas, porque somos red y eso es revolucionario, porque nunca faltará el té y un abrazo, ni la magia y el poder que somos capaces de crear.
Este manifiesto es mi forma de decirle al mundo que existo, que existimos, que el Club de Té siempre estará ahí para convertirlo en un espacio y un proceso verdaderamente feminista, transformador e interseccional. Este manifiesto es para decirte con orgullo y amor que eres parte de esta comunidad, que eres tu propio manifiesto feminista.
Santiago de Chile, 27 de noviembre de 2021.