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Reseña: El eco de mi madre de Tamara Kamenszain

Reseña por Constanza Jorquera.
¡Muchas gracias a la editorial Falso Azufre por este libro y la confianza para reseñarlo!

Hace un tiempo me contactó la editorial Falso Azufre para colaborar a partir de su publicación del libro El eco de mi madre de Tamara Kamenszain y fui un día a retirarlo en La Inquieta.
Vi que era delgado, con poemas y que se trataba de la experiencia de una hija desde el duelo y la retrospectiva sobre el cuidado y la pérdida de su madre. No sabía nada más, mi vida como siempre caótica y recién pude empezar a leerlo en mi viaje a Estados Unidos en cafés, aviones y habitaciones de hotel.
Pese a lo que parece un libro breve, me tomó un mes leerlo, porque debía releer cada poema, diseccionarlo, evocarlo, procesar cómo resonaban sus palabras con mi propia experiencia de vida. Yo también tuve que cuidar a quien fue mi madre, tuve que ser su madre y también vi cómo en pocos meses su mente fue dejando este mundo hasta que junto con su cuerpo simplemente se apagaron.
En el viaje en que me acompañó y significó leer "El eco de mi madre" me di cuenta que su autora también había dejado este mundo, pero quedaron sus palabras, sus ecos. Tamara Kamenszain vivió entre el 9 de febrero de 1947 y el 28 de julio de 2021, nació y murió en Buenos Aires, estudió filosofía en la UBA, se dedicó al periodismo, la docencia y la escritura de ensayos y poemas. También estuvo exiliada en México durante la dictadura, obtuvo múltiples premios y reconocimientos, y su vasta obra de ensayos y poemarios fue traducida a cinco idiomas. Pero en la esencia, en esa conexión más vital, original, profunda y hasta arcana (en palabras de Mariana Enríquez), Tamara fue una hija y decidió narrar el duelo de su madre para recordarla, que es lo que precisamente el Alzheimer destruye.
Poco a poco el olvido hace que crezca el silencio, porque por alguna razón las personas con esa enfermedad pasan de hablar sin parar día y noche a un silencio que avanza hasta que no se interrumpe más.
El libro es una especie de diario de vida, una biografía compartida de ambas cuyo final ya se conoce, donde se usa la escritura para intentar retener las palabras, la existencia y el amor que compartes con esa persona, la que precisamente te enseñó a hablar, leer y escribir.
y ella bien puede no acordarse de mi pero no importa […]
todavía está viva y nada le impide
seguir siendo mi madre
”.
Cuando conversábamos, me preguntaba “¿qué pasa con la voz de las personas cuando mueren, dónde se va esa voz?" y ninguna podía encontrar una respuesta.
"¿Pensaste alguna vez que cuando pasa el tiempo desde que una persona murió empiezas a olvidar su voz?" y me di cuenta de que efectivamente he ido olvidando la voz de las personas que he amado y murieron, sólo me van quedando sus ecos, lo que creó en mí un miedo enorme, el cual aún tengo. Sólo puedo responder usando las palabras de la autora: “lo que sin duda el eco de mi madre rematará entre puntos suspensivos: yo no sé... yo no sé... yo no sé”.
Lo maravilloso de las y los artistas es que su obra permite que su voz sea eterna, y en el caso de Tamara Kamenszain le dio voz a su madre y la propia quedaron materializadas en este libro.

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