Cargando...

Reseña: Amora (2024), una película de Valentina Opazo

Reseña por Constanza Jorquera.

Muchas gracias al Festival de Cine de Mujeres de Santiago (FEMCINE) y a Sala K por invitarnos a ver la película.

Amora es la primera película de la cineasta chilena Valentina Opazo, estrenado en el Festival Internacional de Cine de Viña del Mar en 2021 y presentado en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara en 2022 .
Es una historia de contrastes y simultáneos. Sus protagonistas, Nina e Isa, son dos mujeres que a lo largo de la película nos damos cuenta de que son muy similares, pero al parecer opuestas a nivel material, una tendría privilegios y un padre que la apoya económicamente, mientras que la otra carga con el trauma de un padre abusador.
Sólo podría entenderse en Chile, en Santiago, con esa experiencia tan propia y específica del miedo, la represión, la confusión y el encierro. También transcurre en la pandemia que afectó a todo el mundo, haciéndonos compartir la realidad del confinamiento, la incertidumbre y las mascarillas. Amora es personal, local y universal, y es por eso que es una obra tan humana y con la que puedes resonar fácilmente con las múltiples capas de temas que van mostrándose como las capas de una cebolla.
Se posicionan como sujetos duales y que habitan en un sólo espacio al conocerse como vecinas en el mismo edificio a pasos de la zona cero en Baquedano, comienzan una relación y a vivir solas para acompañarse en un periodo donde la soledad o la falta de ella adquirió un significado existencial, intensificando su vínculo.
A veces están separadas, se buscan, están juntas en las tareas cotidianas, en proyectos artísticos y en la intimidad, otras veces una actúa y la otra es espectadora, son amantes, enemigas, cuidadoras y musas entre sí.
Todas las personas necesitamos compañía, ser vistas, conectar, compartir nuestro mundo con otras, ser humanas, comer pizza viendo una película y almorzar arroz con huevo, pero las relaciones humanas son grises y complejas, y en un contexto límite como ese, la añoranza del otro, la necesidad vital del apoyo y la percepción de la realidad pueden chocar. La relación de Nina e Isa es tan cotidiana y típica como la de cualquier pareja, pero no se puede ignorar que el mundo ha cambiado.
No aparecen otros personajes, sólo están ellas en un lugar que pasa el ensueño y la "habitación propia" ideal a volverse cada vez más claustrofóbico, confuso y donde el espacio/tiempo se altera a medida que la fantasía del amor se va esfumando.
Isa se cuestiona su propia percepción de la realidad y esa inmersión en sus pensamientos nos arrastran como espectadores a cuestionarnos lo mismo: ¿es real lo que está pasando?; ¿es Nina una persona real, es su relación real o incluso Isa lo es?
El confinamiento se vuelve un dispositivo para la introspección y la vulnerabilidad, lo que pudimos profundizar en la conversación tras finalizar la película con la directora de Amora, Valentina Opazo y una de sus protagonistas, Javiera Valenzuela, quien interpreta a Isa, nos comentaron que utilizaron la improvisación como herramienta narrativa para lograr una película más honesta y cercana, así como la decisión de dejar el final abierto para que les espectadores puedan interpretarlo desde su lugar de pensamiento.
Al salir de Sala K compartimos entre nosotras cómo sentimos tras ver Ahora y fue una multiplicidad de emociones, flashbacks de la pandemia, relaciones y rincones muchas veces evitados dentro de nosotras. Nos dejó más preguntas que respuestas y eso nos gustó bastante, porque abrazar esa incomodidad, deseo y humanidad es lo que nos hace conocernos mejor.