Este post colaborativo está escrito por el Club de Té y Animes Vejetes Feministas - quienes no somos personas racializadas -, y tiene por objetivo expresar nuestra posición respecto a la situación ocurrida en el programa del canal de televisión abierta MEGA, “Mi Barrio”. Queremos enfatizar la importancia de la visibilización de la problemática y nuestro categórico rechazo al racismo y discursos de odio.
Ilustración por Vinka Martínez - Pio Pun
Escrito por Constanza Jorquera, Fundadora del Club de Té y Lady y Moonie, administradoras de Animes Vejetes Feministas.
El odio es construido, alimentado, mantenido y dirigido por ciertas personas, grupos o instituciones dominantes contra otras personas y comunidades que son consideradas diferentes en términos de identidad, etnia, idioma o religión de esta “mayoría dominante”, usualmente por razones políticas o debido a una discriminación arraigada históricamente.
Las sociedades tienden volverse gradualmente insensibles a los discursos del odio si no se hace nada al respecto, hasta el punto en que comienzan a aceptar como “normalizada” la hostilidad y la estigmatización contra ciertos grupos.
No existe una definición universalmente aceptada de "discurso de odio" y es un concepto que abarca una amplia variedad de prácticas y narrativas violentas, que van desde comentarios y estereotipos ofensivos, despectivos, abusivos y negativos, hasta discursos que incitan a la violencia contra personas y grupos específicos, llevando incluso a campañas de erradicación o exterminio. Los prejuicios y la discriminación no tienen una sola causa, sino que son el resultado de un conjunto de dinámicas sociales que se reproducen y, lamentablemente, se normalizan en entornos familiares o comunitarios como los barrios, escuelas y lugares de trabajo; asi como la falta de preocupación por parte de los gobiernos y autoridades, lo que aumenta la percepción de amenaza. Esto es muy común en Chile respecto a la migración y pueblos indígenas.
Si bien la ansiedad y el miedo debido a la pandemia han sido generalizados, también se han producido incidentes racistas, incluidos crímenes motivados por prejuicios y racismo centrado en Asia. En el último año, hemos visto un aumento sistemático de la reacción xenófoba y el acoso racial y la violencia contra las personas asiáticas y asiático descendientes en todo el mundo, culpando a China por la propagación del virus COVID-19.
De acuerdo al Proyecto Stop AAPI Hate, se estima que se han reportado aproximadamente 3.800 incidentes de violencia racista desde marzo de 2020 en Estados Unidos, los cuales incluyen desde el rechazo hasta el acoso verbal y, en sus formas más trágicas y terribles, ataques físicos. Los tiroteos en Atlanta que resultaron en la muerte de ocho personas, seis de las cuales eran mujeres asiáticas, son solo la punta de un iceberg mucho más grande.
Los actos de violencia individualizados tienden a ser abordados como algo excepcional o muy lejano de nuestra cotidianidad y no como parte de un sistema más complejo de actitudes y creencias que contribuyen a discursos violentos contra comunidades particulares.
Marco internacional
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos adoptado por la Resolución 2200 A (XXI) de la Organización de Naciones Unidas en diciembre de 1966 y que entró en vigencia en marzo de 1976, al cual Chile adhiere, en su artículo Nº20 prohíbe "toda promoción del odio nacional, racial o religioso que constituya una incitación a la discriminación, la hostilidad o la violencia". Por su parte, el artículo Nº4 de la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación adoptada por la Organización de Naciones Unidas en diciembre de 1965 y que entró en vigencia en enero de 1969, obliga a los Estados a condenar "toda propaganda y todas las organizaciones que se basen en ideas o teorías de superioridad de una raza o grupo de personas de un color u origen étnico, o que intenten justificar o promover el odio racial y la discriminación en cualquier forma, y comprometerse a adoptar medidas inmediatas y positivas destinadas a erradicar toda incitación o acto de tal discriminación”.
En su Recomendación General Nº 35 (CERD/C/GC/35) sobre la lucha contra el discurso de odio racista, el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de la Organización de Naciones Unidas destaca el papel del discurso de odio racista en los procesos que conducen a violaciones masivas de los derechos humanos, enfatizando en que las representaciones de grupos étnicos, indígenas y otros en los medios de comunicación deben basarse en principios de respeto, equidad y evitar los estereotipos. Además, se recomiendan acciones como la adopción de una legislación adecuada en consonancia con las normas internacionales, el establecimiento de códigos de ética profesional y códigos de prensa, la promoción del pluralismo de los medios de comunicación y la facilitación del acceso y la propiedad de los medios de comunicación por parte de grupos históricamente marginados.
A nivel regional, la Convención Interamericana sobre Derechos Humanos establece en su artículo 13.5. que “cualquier apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia ilegal o cualquier otra acción similar contra cualquier persona o grupo de personas por cualquier motivo, incluidos los de raza, color, religión, idioma u origen nacional, se considerarán delitos punibles por la ley”.
Caracterización del problema
El día sábado 10 de Abril, en horario prime, se estrenó el nuevo programa en el canal de televisión MEGA llamado “Mi Barrio”, que corresponde a un programa del género “humor” con varios participantes pertenecientes al programa “Morandé con Compañía” que, tras 20 años de emisión, terminó este mes tras el retiro definitivo de su presentador Francisco Javier Morandé Peñafiel, más conocido como “Kike Morandé”, abiertamente homofóbico y misógino, así como defensor de la dictadura cívico militar liderada por Augusto Pinochet entre 1973 y 1990.
Este programa se ha caracterizado por presentar un estilo de “comedia” bastante cuestionable, ya que en múltiples ocasiones se ha calificado como "machista", "homofóbico", “clasista”, “racista” y “xenófobo”, donde sus participantes habitualmente se burlaban de mujeres, personas LGBTIQ+, personas en situación de discapacidad, migrantes, y otros grupos vulnerables que históricamente han sido invisibilizados y violentados.
En este nuevo programa, se mostró un sketch donde un grupo de “humoristas” realizó una “parodia” del grupo coreano de K-Pop BTS, en la cual fueron entrevistados por parte de una presentadora. Durante la extensión de esto, se presentaron utilizando el nombre “Kim Jong-un”, líder del régimen autoritario de Corea del Norte, y sus derivados mediante números, haciendo referencia al parecido que tienen entre ellos que la única forma de diferenciarse es por números.
Es necesario recalcar que, hasta la fecha, una tensión geopolítica y social muy compleja en la península coreana desde mediados del siglo XX, por ende, es bastante polémico que usen el nombre del dictador norcoreano bajo ese contexto. Posteriormente, la entrevista prosigue, donde se revelan los “nombres reales” de los supuestos integrantes, mencionando que vivían en las comunas de Renca y Maipú, comunas de Santiago que son conocidas por ser precarizadas, empobrecidas y cuyos habitantes sufren gran estigma social.
Finalmente la presentadora les preguntó si sabían hablar coreano, donde uno de ellos afirma que sí, haciendo un balbuceo ininteligible para terminar diciendo “me vacuné”. Esta parte profundiza la burla y ofensa hacia las personas coreanas y su cultura, donde su lengua es parte fundamental y, además, recoge la narrativa racista y violenta que ha afectado a las comunidades asiáticas en todo el mundo debido a la pandemia y el origen del virus en Wuhan, China, que es un país asiatico, por ende, en el mundo occidental se tiende a estigmatizar a todas las personas con caracteristicas asiaticas y relacionarlas con el virus que está azotando nuestro planeta.
Las personas asiáticas y asiático-descendientes han sido históricamente ofendidas en los medios de comunicación en el marco de programas de “humor”, lo que ha consolidado un prejuicio muy arraigado en la población, que se suma al profundo desconocimiento e ignorancia frente a sus culturas y experiencias de vida. Lamentablemente, al generarse el rechazo y condena masiva en redes sociales a este programa, pudimos encontrar muchos comentarios en donde se defendía el hecho por considerarlo “humor”, lo cual evidencia la gravedad del problema del racismo y la xenofobia en nuestra sociedad.
Debido a la repercusión internacional de este caso debido a la campaña de viralización de la denuncia en redes sociales que incluyeron traducciones, posts informativos y denuncias al Consejo Nacional de Televisión, MEGA publicó un comunicado oficial donde, si bien expresa sus disculpas sobre el hecho, se da por entender que no comprendieron la situación que provocaron al plantear que tienen límites claramente establecidos en sus orientaciones programáticas y que su objetivo era “entretener” al público.
Consideramos que este comunicado no solamente es insuficiente, sino inaceptable, considerando que por décadas este canal de televisión transmitió programas como Morandé con Compañía. También, se han observado comentarios al respecto aludiendo a la supuesta hipersensibilidad que tiene las personas fanáticas del K-Pop y de BTS en particular, así como por parte de las personas asiáticas por esta “parodia”, llamándolos “generación de cristal”, citando el “que ya no se puede hacer/decir nada”.
Por lo tanto, en los siguientes puntos se destacará la importancia de los medios de comunicación con respecto a informar o promover actitudes, así como los límites de la libertad de expresión.
Rol de los medios
Los medios de comunicación pueden y deben participar activamente en la lucha contra la incitación al odio y la violencia mediante la adopción de prácticas conocidas como de “periodismo ético”, pues son responsables de mejorar la calidad de la información para evitar sesgos, prejuicios y manipulación, así como promover la diversidad y pluralismo entre quienes trabajan en ellos, invirtiendo además en una capacitación adecuada para les profesionales relacionados.
Una fuente importante es la "Declaración de Bruselas" adoptada por la Federación Internacional de Periodistas en abril de 2014, así como las experiencias de otros países, tomando en cuenta que Chile no cuenta actualmente con una Ley de Medios de Comunicación y éstos se rigen por la llamada “Ley de Prensa” Nº19733 sobre libertades de opinión e información y ejercicio del periodismo, publicada en junio de 2001 y cuya última modificación fue realizada en diciembre de 2013 con la Ley Nº 20709 que modifica las normas sobre depósito legal de creaciones audiovisuales.
El acceso de los grupos históricamente marginados a los medios de comunicación continúa siendo limitado o completamente restringido, cuya visibilidad tiende a situarse como objeto del tratamiento mediático, no como creadores y tomadores de decisiones. De allí que destacamos la importancia del pluralismo en los medios de comunicación como forma de contrarrestar los discursos de odio y tratos discriminatorios.
En el caso del programa “Mi Barrio”, recoge la experiencia de “Morandé con Compañía”, que por mucho tiempo fue líder en sintonía y sirvió de plataforma para muchas personas dedicadas al entretenimiento que hoy son reconocidas en nuestro país.
“La respuesta para tal éxito es macabra. “Es lo que la gente quiere ver”. Varias y varios han de espantarse con tal hipótesis, pero es tan cierta que duele. Lo es, en primer lugar, porque vivimos en una sociedad capitalista cuyos trabajos absorben y enajenan a las trabajadoras y a los trabajadores, quienes han de llegar a sus casas –muchas y muchos, sufrirán un viaje apretujadas y apretujados en el asfixiante Transantiago- y solo necesitan distraerse. Considerando que salir cuesta dinero, algunas y algunos “optan” por quedarse en la casa y ver aquello que les permita desconectarse por un rato de… la vida” (Lilith Herrera, La Izquierda Diario, 2015).
Los límites de la libertad de expresión
Se entiende la libertad de expresión como el derecho fundamental para manifestar y difundir de manera libre lo que piensan las personas. Permite el debate, la discusión y el intercambio de ideas entre actores y los demás integrantes en torno a temas de interés, pero cumpliendo con deberes y responsabilidades que no afecten la integridad de otros.
Quienes utilizan el recurso de la “libertad de expresión” en este tipo de situaciones, no reconocen la existencia fundamental de desigualdades estructurales en la sociedad, que hacen grupos de personas más vulnerables a los abusos verbales, físicos y simbólicos.
Es difícil defender los valores de la democracia y la igualdad si ciertos grupos están completamente excluidos de participar en esa democracia, que son violentados día a día mediante construcciones arquetípicas violentas y son víctimas de múltiples desigualdades.
Por otro lado, las redes sociales permiten a quienes promueven discursos de odio acceder fácilmente a grandes audiencias, pues están sujetas a menos regulación que los medios tradicionales y se caracterizan por el anonimato. Dado que las plataformas de redes sociales son en su mayoría autorreguladas, contrarrestar discursos de odio es finalmente labor de usuaries de estas plataformas, quienes pueden denunciar estos mensajes o contenido.
¿Cómo aportar? La importancia del activismo digital
Como Club de Té y Animes Vejetes Feministas, manifestamos nuestro completo rechazo ante este tipo de representaciones, ya que promueven estereotipos despectivos hacia grupos marginalizados y violentados, al mismo tiempo que transgreden sus derechos. Por ende, compartimos las siguientes ideas para poder mejorar poco a poco como sociedad y acabar con los prejuicios, la ignorancia y la masificación de discursos de odio:
Esta lucha debe ser coordinada y multidimensional, incluyendo diversas respuestas, como en el ámbito institucional con leyes y políticas públicas, educación en derechos humanos, educación sobre el uso responsable de Internet y las redes sociales.
Se necesitan respuestas sociales rápidas y eficientes a través de plataformas como las redes sociales. Si los hechos de violencia no se abordan a tiempo, las personas afectadas pueden experimentar un daño permanente a su integridad, identidad y sentido de pertenencia dentro de sus sociedades, aumentando así su marginación.
Esas acciones incluyen identificar discursos de odio, monitorear sitios web de discursos de odio, notificar a las comunidades potencialmente afectadas, trabajar en estrecha colaboración con proveedores de Internet y agencias gubernamentales para denunciar contenidos de incitación al odio y proporcionar materiales educativos y programas de capacitación en línea.
Para este caso, es necesario destacar que este tipo de programas que se hacen llamar “humorísticos” violentan de manera constante a grupos que son vulnerados, aprovechando que no tienen los medios materiales para defenderse, profundizando los estereotipos sociales que vemos hacia las personas asiáticas primordialmente y, en menor grado, reproduce al estigma hacia las personas que disfrutan la cultura asiática.
Se puede realizar las siguientes acciones:
- Apoyar y dar visibilidad a las voces asiáticas por las redes sociales y en el entorno físico, ya que al no ser un grupo mayoritario, tienen limitaciones en expresar sus vivencias tanto por barreras idiomáticas o por otras razones.
- Hacer un llamado a cancelar el programa, denunciar por redes sociales e invitar a las personas a ingresar sus quejas y denuncias por los medios correspondientes, como el Consejo Nacional de Televisión (CNTV).
- Por medio de la educación, señalar actitudes racistas y discriminatorias en posts, videos e infografías, con el fin de que se identifiquen en el público general estas situaciones, generando una reflexión crítica sobre su normalización y establecer un diálogo constructivo sobre qué hacer para corregirlo.
- Ser conscientes y cuestionar lo que vemos en los medios y los contenidos que estamos consumiendo e invitar al diálogo en el entorno más cercano, es decir, conversar con la familia y/o amigues sobre estas situaciones con el debido respeto, identificando estas actitudes y cambiarlas para una mejor convivencia.