Este post está basado en los episodios 17, 34 y 42 de nuestro podcast “Té con Sorité”, así como en la charla “Mujeres en el K-Pop: un análisis del feminismo en la industria coreana”, realizada en dos ocasiones en agosto de 2020.
Texto por Constanza Jorquera y Catalina Vega. Ilustración por Conifran.
TW: Este post contiene referencias a salud mental, violencia de género, abuso y explotación sexual, y suicidio.
Qué es el K-Pop y qué es una/un idol
“Vivir como una idol es como ser un velero. Habrá comentarios maliciosos, esto y aquello en el camino pero tienes que llegar a tu destino. Es tu parte soportar las dificultades” - Bae Suzy, cantante, actriz y ex integrante del grupo de Miss A.
El K-pop siempre se ha considerado un híbrido entre la cultura popular coreana y occidental, debido a que la música se ha inspirado en el pop estadounidense, sus productores y compositores provienen de Estados Unidos y Europa, mientras que la ética de trabajo extrema y el sistema de gestión son producto de la cultura y economía coreanas, heredero del “milagro del Río Han”.
El "K-pop" no significa simplemente ”música pop de Corea". El K-pop es un género y una industria, un sistema complejo de fabricación capitalista de música y artistas en masa y, por extensión, un estilo de vida y una identidad.
El establecimiento de la Sexta República marcó el comienzo de una nueva era de libertad en el país con la consolidación de la transición a la democracia, que tuvo como una de sus manifestaciones el levantamiento de la censura en la prensa. Previo a este cambio, el Estado contaba solo dos canales de televisión que controlaban lo que veía el público y mostraban sólo presentaciones musicales específicas. Con esta apertura, rápidamente la influencia extranjera fue introducida en la industria del entretenimiento, especialmente a través de la inclusión de la estética de hip hop que tan de moda estaba en los años noventa.
El artista que fue crucial para la creación del K-Pop fue Seo Taiji, quien introdujo muchos elementos de distintos estilos musicales extranjeros. Al formar la exitosa agrupación Seo Taiji and the boys, se consolidó como un género independiente. Pero el el llamado “K-pop”, como lo conocemos en la actualidad, fue construido por las compañías que se formaron rápidamente a su alrededor, al ver su enorme potencial de mercado. Fueron estas empresas a su alrededor las que formaron los códigos y prácticas que hoy son fundamentales en la composición de la industria como tal. Estableciendo una línea de producción donde las y los artistas son seleccionados a una edad muy temprana y luego son entrenados para convertirse en artistas y estrellas, donde cada paso del proceso está estrictamente controlado.
Ser idol en la industria del K-pop es en realidad ser un ídolo, pues corresponde a una imagen creada para la adoración y devoción de sus fans, lo que implica la creación de personajes que asemejan la perfección y estas personas son conscientes de que están siendo filmadas y seguidas en todo momento, de modo que su trabajo es no solamente tener un impecable desempeño artístico en canto y baile, sino que deben “vender” a un determinado tipo de persona.
No debemos olvidar que la figura del idol es un bien de consumo y exportación como cualquier otro producto de las industrias coreanas, así como un patrimonio nacional, lo cual se relaciona directamente con el orgullo patriótico y el ideal de lo que un ciudadano ejemplar significa. No representan solamente el honor y el prestigio de sus agencias, de sus familias, sino de su país. Son un instrumento diplomático que representa a la nación. Y ahora que el hallyu está en expansión, el gobierno surcoreano ha instrumentalizado más que nunca el poder que los idols tienen, no solo en el fomento al turismo y el consumo de los bienes nacionales, sino que especialmente al ser un instrumento poderoso de soft power.
Las idols como deseo y producto patriarcal
Las principales compañías de “gestión de estrellas” crean y controlan idols y han consolidado una industria como ninguna otra en el mundo. Fue el establecimiento del sistema de “gestión de estrellas multipropósito” en la década de 1990 tras la aparición de la primera agencia, SM Entertainment, fundada por Lee Sooman en 1995, lo que conllevó la explosión de la industria de idols en Corea. Recogió el estilo musical y la composición de los boy group y girl group norteamericano. Además de gran parte del imaginario y el funcionamiento de dicha industria en Japón, pero lo más importante generó la capacidad de hibridarse según las necesidades del mercado adaptándolo a la realidad de Corea del Sur.
Fue SM Entertainment quien formó la industria clásica de idols que consistía en el reclutamiento, entrenamiento, formación y manejo de grupos idols. Además de abrir camino a través de los canales de televisión y premiaciones musicales, del sistema de compra de discos y mercancía. Gracias a este intrincado sistema de fidelización de los fans en el que, gracias a la compra, se garantiza que sus favoritos ganen premios. Siendo esta la razón de que la industria del K-Pop sea el único mercado musical que se sustenta aún en la venta de discos y música digital, en vez de giras y la venta de mercancía. No es extraño entonces, que una industria local haya logrado tener tanto poder y dinero.
La complejidad del sistema del k-pop tiene su base en cómo las distintas empresas forman sus grupos de manera estratégica y los promocionan en base a estrictos parámetros. En el caso de las mujeres, concretamente las niñas, se construye una imagen ideal con elementos que van desde la educación, la dieta, la vestimenta, el ocio y la cirugía plástica. Esto tiene una base cultural muy importante, pues Corea cuenta con un sistema educativo represivo y muy competitivo que requiere el sacrificio y la imposición de una estricta disciplina en la regulación de los cuerpos y las mentes de les adolescentes.
Al envejecer o perder fama ante el ascenso de grupos nuevos, su caída puede ser tan repentina y dramática como su ascenso a la cima de la fama, y todo a una edad temprana. Ser idol es un oficio extremadamente vulnerable y peligroso para el desarrollo psicosocial de las personas, pues son objeto de escrutinio en las redes sociales las 24 horas del día y las noticias falsas sobre su vida privada se difunden instantáneamente, sumado a que desde muy temprana edad dejan de vivir con sus familias y no tienen una vida común donde se crean vínculos con personas de su edad en la escuela o el barrio, pues deben estar entrenando todos los días. Lo que provoca que no tengan redes de apoyo en las cuales puedan apoyarse frente a la dificultades propias que implican trabajar como idol.
La presión de los idols empieza incluso antes de debutar con sus grupos. El periodo de entrenamiento es uno de los más traumáticos para su vida. El complicado entrenamiento, se suma a la ansiedad de saber si lograrán debutar en el próximo grupo les genera una gran presión y ansiedad. La situación se complica al considerar que los compañeros que entrenan juntos no son una red de apoyo porque aunque comparten las misms experiencias y viven juntes durante su periodo de trainees, deben competir entre sí ante el terror de no pasar las pruebas y ser expulsadas y expulsados. Quienes lograron debutar, vieron como sus amigues se iban y son supervisades en todos los aspectos de su vida por sus managers y staff de las agencias, siendo incapaces de desarrollar autonomía.
La imagen ideal y deseable de una idol y, por ende, más consumida, es una chica limpia, virgen, sumisa, ordenada, alegre y coqueta, pero sin ser sexual. En una mezcla que, a primera vista, nos puede parecer contradictoria, las rutinas de baile de las idols femeninas también expresan una sexualidad excesiva.
Su estilo de baile es colectivo, estático, repetitivo y completamente coreografiado (en lugar de espontáneo, como quisíeramos creer), revelando así sus cuerpos sexualizados enfáticamente en posturas pasivas y accesibles al consumo del público mayoritariamente masculino. Basta ver una presentación en un programa de música y los ángulos y enfoques de las cámaras para darse cuenta de esto.
Esto ha llevado a que internacionalmente Corea sea llamada la “República Idol”, proyectando el sueño cultural de una nación que siente orgullo por la construcción de una comunidad imaginaria de una Corea perfecta, la cual muchas personas alrededor del mundo consideran como tal.
En este sentido, la industria del K-Pop es un sueño neoliberal hecho realidad, pues se regula según las normas de competencia, se reinventa constantemente, es altamente flexible y las y los idols son fuerza de trabajo y mercancía al mismo tiempo. Además, existe una oferta tan grande, de millones de jóvenes que sueñan con convertirse en idols, que las condiciones de esclavitud, aunque reguladas a través de los años, parecen perfectamente aceptables, incluido el trabajo infantil en el caso de idols que debutan antes de la mayoría de edad.
Las y los idols se mueven grácilmente entre ser objetos sexuales de deseo patriarcal y ser agentes promotores del nacionalismo, al mismo tiempo que operan como embajadores culturales. En cuanto a la creación de idols, la producción de grupos es colectiva: normalmente entre cinco y diez chicas se unen en un grupo y se producen, exhiben y distribuyen colectivamente, donde cada una tiene un rol y una posición que cumplir y defender.
Para debutar, deben prepararse por años en un sistema de entrenamiento extremadamente duro, donde aprenden canto, baile, música en general, actuación, modelaje, modales y presencia escénica, etiqueta e idiomas extranjeros. Este proceso puede durar muchos años y pueden haber algunos casos anómalos de idols cuyo periodo de entrenamiento fue muy cortos.
Una investigación del Ministerio de Igualdad de Género y Familia de Corea de 2010 pudo establecer que el 60% de las chicas encuestadas como trainees y idols debutadas habían sido presionadas para usar ropa reveladora y bailes sensuales, y existen muchos testimonios de idols en televisión donde han confesado haber sido víctimas constantes de acoso de otros idols y hombres en la industria. En casos extremos, hemos conocido a idols que han sido explotadas sexualmente.
Tras el escándalo de “Burning Sun”, el presidente Moon Jae-in solicitó una investigación de amplio alcance de los delitos sexuales vinculados a la industria del entretenimiento y ordenó la reapertura de las investigaciones sobre acusaciones pasadas. Estos incluyeron el caso de la actriz de 29 años Jang Ja-yeon, quien se suicidó en 2009 después de dejar una carta que decía que se había visto obligada a tener relaciones sexuales con más de 30 hombres poderosos por extorsión de su agencia. Lamentablemente, el impacto fue disminuyendo en el tiempo y, exceptuando algunas actualizaciones de los casos originales, la industria del entretenimiento no se ha visto afectada y nunca conocimos los resultados de estas nuevas investigaciones.
Tras la muerte de Jang Ja-yeon, la Comisión Nacional de Derechos Humanos realizó una investigación y halló que el 60,2% de las actrices han sido presionadas a brindar “servicios sexuales” a hombres poderosos a nivel político y empresarial, mientras que el 6% ha sido víctima de algún delito sexual.
La ley introducida en 2014 prohíbe a las y los idols menores de edad participar en presentaciones y producciones nocturnas, así como ser presionadas y presionados a presentarse en maneras sexualizadas. Además, las horas de trabajo semanales para menores de 15 años no deben exceder las 35 horas y hasta los 18 años están reguladas a 40 horas. No obstante, estas regulaciones rara vez se cumplen y si cuentan con el consentimiento de sus padres o tutores legales, pueden hacerlo.
En 2011, la Agencia de Contenidos Creativos de Corea (KOCCA) creó una especie de centro de apoyo para artistas. mientras que en 2017, la Comisión de Comercio Justo ordenó que se pusiera fin a los contratos de esclavos tras años de demandas por malos tratos, explotación y bajos salarios. En 2019, el Ministerio de Cultura, Deportes y Turismo de Corea modificó el Acuerdo Estándar de Artistas de Cultura Masiva, donde se recomienda a las agencias y empresas relacionadas a garantizar los derechos de las y los artistas, como la libertad de personalidad y el derecho al sueño.
La desventaja frente a los grupos masculinos
Los grupos masculinos tienen mucha más popularidad en las fans mujeres (quienes son más leales en el tiempo y consumen más contenidos y productos), mientras que los grupos femeninos tienden a inclinarse hacia los fans hombres. Esta diferencia les da a los grupos masculinos una ventaja en lo que respecta a la longevidad y el éxito.
El fandom de los grupos masculinos tiende a ser más homogéneo debido a la mayor dedicación y capacidad de formar redes nacionales y transnacionales. Las fans femeninas entienden desde el principio que el futuro de sus idols depende de su éxito y que deben trabajar duro para conseguirlo.
Los grupos femeninos, por otro lado, tienen que atraer más ampliamente al público en general y para alcanzar nuevas bases de fans prueban todo tipo de conceptos, desde lo sexy hasta lindo e inocente. Asimismo, el excesivo valor a la ingenuidad, ternura y juventud hace que sean “desechables” más rápido y sus carreras son más cortas, pues los fans migrarán a aquel nuevo grupo de chicas más jóvenes, frescas y prístinas.
Al acercarse a los treinta años, las y los idols se consideran viejas y viejos e intentan explorar nuevos roles como en la actuación, cantantes solistas, panelistas o conductores de programas de televisión y radio, y modelos, pero una transición difícil que a menudo no tiene éxito en el caso de las mujeres.
Grupos como Shinhwa, Super Junior, TVXQ y Big Bang son excelentes ejemplos de cómo los hombres pueden envejecer y seguir siendo exitosos, pero es muy raro ver a una idol en la misma posición después de los 35 años, contando con el apoyo de sus agencias y de sus fans.
Es obligatorio que los hombres realicen el servicio militar antes de los treinta años, lo que provoca que los idols deban permanecer inactivos o en “hiatus” por un periodo de un año y medio (en el pasado, el servicio militar se extendía por dos años). Dado que los grupos femeninos no tienen esta condición, se ven sometidas a una mayor presión para reinventarse y casi no hay grupos femeninos activos de la “segunda generación”, ya que sus carreras no tienden a durar más que los siete o diez años que estipulan sus contratos.
Sulli y Hara: víctimas de la violencia de género.
A finales de 2019, perdimos a dos idols muy populares, Choi Sulli ex integrante de f(x) y Goo Hara ex integrante de Kara. Ambas se quitaron la vida tras una larga historia de problemas de salud mental y no solo eran muy buenas amigas, sino que siempre manifestaron una posición muy clara y directa sobre el feminismo y los derechos LGBTIQ+, algo poco común en la industria.
Sulli, cuyo nombre real era Choi Jin-ri, entró en la escena del entretenimiento en 2005 cuando tenía solo 11 años y tras participar en algunos dramas, debutó con f(x) en 2009, uno de los grupos musicalmente más innovadores que el K-pop haya visto.
En 2014 y en el apogeo de su carrera como miembro de f(x), se hizo pública su relación amorosa con el rapero Choiza, varios años mayor que ella, yendo en contra de una industria que elabora cuidadosamente imágenes de las idols como sexualmente deseables en el escenario pero inocentes e inexpertas en la vida real. No olvidemos la cláusula que prohíbe tener pareja por un periodo extenso de tiempo en los contratos de varias agencias. Tras un periodo extenso de inactividad o “hiatus” dejó el grupo y su agencia, SM Entertainment, declaró que estaba "sufriendo física y mentalmente por los rumores maliciosos y falsos que se difundían sobre ella".
Antes de su muerte, Sulli se refirió varias veces a la problemática del ciberacoso del cual era víctima, así como a sus problemas de salud mental. Hablaba a menudo sobre las víctimas de la esclavitud sexual, era una firme defensora del movimiento “no-bra” o de no usar sostén y celebró los avances del proyecto para legalizar el aborto en su país.
Tras la tragedia, su amiga y cantante Kwon Ji-an, mejor conocida como Solbi, declaró: “Ella no era solo una “creadora de problemas”. Espero que la recuerden como una activista por los derechos de las mujeres que tenía un espíritu libre y que realmente podía decir lo que pensaba”.
Hara habló sobre la violencia física y sexual que sufrió a manos de un ex novio y participó activamente en el caso de Burning Sun, que sacudió a la industria y mostró lo dañino de la cultura de la violación que existe en Corea y cómo todos, desde la policía y los funcionarios gubernamentales hasta las autoridades de compañías de entretenimiento y idols fueron cómplices que se beneficiaron del abuso sexual y tráfico de mujeres que involucró a trainees de agencias de K-Pop.
A principios de 2019, su manager emitió un comunicado en el que admitía que Hara estaba luchando contra la depresión, aludiendo a la batalla legal entre Hara y su ex novio, quien la filmó en secreto y amenazó con publicar sus videos sexuales en internet, proceso que la afectó profundamente. Hara decidió demandar a su ex pareja en 2018 y fue acosada y culpada por ser “promiscua” y “buscarse lo que le sucedió” y en mayo de 2019, fue hospitalizada por un intento de suicidio.
Ambas amigas enfrentaron una terrible cantidad de reacciones que la mayoría considera que contribuyen a su decisión de terminar con sus vidas, Sulli en octubre y Hara en noviembre de 2019.
A raíz de la muerte de Sulli, les fans se organizaron para presentar una petición y reunir firmas en el sitio web de la Casa Azul para promover la llamada “Ley Sulli”, con el objetivo de que se pudiera hacer un seguimiento de los comentarios violentos y de casos de ciberacoso en las plataformaes digitales. Se ha producido un debate importante en el parlamento coreano, pero hasta el momento la Ley Sulli está lejos de convertirse en realidad.
Un fenómeno particular en Corea es que cuenta con una de las esperanzas de vida más altas del mundo, pero también se destaca por su falta de recursos y políticas que promuevan la salud mental. En 2017 tuvo la tasa de suicidios más alta entre los países de la OCDE, con un gran impacto en personas adultas mayores que padecen altos niveles de pobreza y falta de políticas de bienestar social. Asimismo, el suicidio es la primera causa de muerte en las personas entre 9 y 24 años, y un informe de 2017 señaló que el 45% de las personas entre 13 y 24 años sufría de estrés, y más de una cuarta parte de los estudiantes de secundaria confesaron tener depresión.
Si bien las muertes de idols de la industria del entretenimiento puede ayudar a instalar el debate sobre la salud mental a nivel nacional a apuntar a cambios significativos, será muy difícil mientras las y los idols sigan siendo sometidas y sometidos a altos niveles de estrés y abuso, y continúe el estigma de toda la industria en contra de pedir ayuda profesional, lo cual seguirá provocando altas tasas de problemas de salud mental.
Feminidad v/s Feminismo
El “poder femenino” es explotado en los medios a partir de una instrumentalización del feminismo como movimiento político-social y ha servido como una fuente de innovación y dinamismo para la “cultura idol”.
Esto resulta bastante atractivo para las agencias que cuentan con grupos femeninos, pues se exaltan comercialmente los ideales de la juventud, la rebeldía y desenfado, cual cual puede traer grandes beneficios económicos, mientras las idols no cuestionen el sistema en el que viven y no se alejen de las normas estéticas y de comportamiento.
Las idols están "clasificadas" o "aprobadas" por los estándares ideales de belleza coreanos, de modo que aquellas que no se ajustan a tales estrictos estándares, rápidamente son juzgadas y etiquetadas como "feas". Durante toda su vida artística, desde su entrenamiento y tras su debut, deben seguir dietas estrictas que se establecen de acuerdo con el objetivo estándar de sus agencias y cada aspecto de su cuerpo debe ser “perfecto”.
Las idols a menudo deben tomar medidas extremas para perder peso, arriesgando su salud y con consecuencias impensadas. La presión no solo proviene de sus agencias, sino que desde el público, como el caso de Momo de Twice, quien confesó haber sido obligada a perder 7 kilogramos en una semana y tuvo que ingerir solo hielo mientras se mantenía al día con el ejercicio y el entrenamiento, y es bastante común ver a idols desmayándose en el escenario por la combinación de exceso de trabajo, falta de sueño, mala alimentación, entre otros factores.
Este un ejemplo claro de la doble moral al momento de juzgar a idols mujeres versus idols hombres. El problema es que hay otros elementos pasivo-agresivos que son aún más graves.
Desde el principio del k-pop se ha considerado que todos los girl groups que tienen un concepto girl crush son más interesantes y talentosas, pero no se dan cuenta que este concepto reniega de esa feminidad y añora la rudeza. Es decir, son valoradas porque se parecen más a los hombres. Existe la creencia de que los conceptos clásicos de las mujeres son menos interesantes que los de los varones, que sus bailes son menos complejos y sus habilidades peores. Por eso es paradójico que las únicas idols mujeres respetadas son las que tienen un concepto más masculino, mientras que las que tienen conceptos inocentes o cute son menospreciadas por las comunidades femeninas que deberían apoyarlas.
Por lo tanto, los grupos femeninos tienen como objetivo cumplir las fantasías sexuales masculinas y a menudo podemos ver que cargan con la culpa y la presión de “no decepcionar a los fans”, es decir, “cuidar sus fantasías”. Si la fantasía se cae, la idol cae con ella.
A nivel de target demográfico, los grupos femeninos apuntan a hombres en edad de cumplir el servicio militar obligatorio y posterior, que son adultos con ingreso económico estable. De allí que es muy común ver a grupos femeninos presentarse en instalaciones militares donde cientos de hombres gritan y actúan como animales hambrientos que acaban de salir de una jaula y están listos para devorar a su presa...el éxito repentino de Brave Girls luego de que su video presentando la canción Rollin Rollin se hiciera viral por los testimonios de hombres que eran sus fans estando en el servicio militar.
Corea es una sociedad muy centrada en el estatus y la imagen, de modo que la apariencia es un bien muy preciado y la belleza se considera como un elemento fundamental para el éxito de la mujer a nivel profesional y personal. Esto contribuye a la fama del país como la “tierra de Oz” de la cirugía plástica, donde se estima que una de cada tres mujeres se ha sometido a algún tipo de procedimiento cosmético durante su vida.
El “fenómeno K-beauty” está directamente relacionado con la industria del K-Pop y la cultura idol, y ha sido capaz de popularizar tendencias de moda y cosmética en todo el mundo. Tener la piel pálida, lisa y “húmeda”, el rostro pequeño y con un mentón en forma de “V”, ojos grandes, nariz pequeña y labios en ombré en tonos rosa, sumado a un cuerpo delgado, son ideales y prácticamente “deberes” para las mujeres no solamente en Corea, sino que en el resto de la región, lo cual también ha impactado a fans internacionales que persiguen este tipo de apariencia.
Con el mayor número de cirugías realizadas per cápita en el mundo, Corea no solo se ha convertido en la “capital mundial de la cirugía plástica”, sino también en un destino importante para el turismo médico, especialmente desde países vecinos.
Podemos ver a las y los idols en anuncios publicitarios por todas partes, los cuales se concentran en la esfera de la moda y la cosmética.
La industria del entretenimiento y la industria cosmética son promovidas activamente por el Estado coreano, reforzando una cultura sexista y roles de género tradicionales, obstaculizando avances en una sociedad marcada por una profunda desigualdad de género.
Ser idol y feminista: ¿una contradicción?
"Feminista" no es una palabra popular en Asia y quienes intentan promover la justicia de género y se identifican como feministas usualmente enfrentan situaciones de aislamiento y abuso en espacios cotidianos o en redes sociales. Es un concepto distorsionado hasta el punto de que la mayoría de los hombres coreanos son incapaces de distinguir entre defender los derechos de las mujeres y el odio dirigido a los hombres.
Mientras los movimientos #MeToo y anti-molka (cámaras oculta) adquirieron gran notoriedad en la opinión pública, tambíen pudimos ver el surgimiento de movimientos, principalmente en redes sociales, como “Escape the Corset” y el “Four No” (mujeres que deciden no tener citas, sexo, pareja, no casarse ni tener hijes), promovidos por mujeres que se han atrevido a cuestionar los estándares de belleza imposibles de alcanzar, así como las expectativas de los roles de género.
Pudimos ver como en redes sociales, muchas mujeres compartieron sus testimonios y experiencias deshaciéndose de su maquillaje, cortándose el pelo y usando ropa cómoda que tradicionalmente se asocia con lo masculino. También vimos el impacto de manifestaciones de mujeres frente a la violencia sexista, casos de acoso y abuso sexual cuyos acusados son hombres connotados en el país.
La fallecida Sulli, Suzy, Irene de Red Velvet, Sooypung de SNSD, Naeun de Apink y Seolhyun de AOA han experimentado la furia y el acoso por parte de usuarios de redes sociales, muchos de los cuales se consideran “fans”, por mostrarse “a favor” del movimiento feminista o expresar sus ideas e intereses.
¿Por qué?
1. Valores conservadores: El país ha sido durante mucho tiempo una sociedad patriarcal en la que se espera que las mujeres desempeñen ciertos roles.
2. Corea también tiene una historia arraigada en el confucianismo. Desde sus inicios, el confucianismo enseñó que una mujer virtuosa era aquella que obedecía y honraba a los hombres de su familia.
3. El feminismo es visto de manera negativa debido a comunidades en sitios web considerados violentos como Megalia y Womad.
Las primeras comunidades masivas en internet reconocidas como “feministas” surigieron alrededor de 2015 en Corea y correspondieron a Megalia (acuñada de la galería MERS en línea y la novela feminista Egalia's Daughters), Womad (de las palabras "mujeres" y "nómada"), Jjook-bbang café y Yeo-seong si-dae (generación de mujeres). La naturaleza y accionar de cada comunidad es diferente, pero fueron precursoras en la defensa de los derechos de las mujeres e instalaron el feminismo en una sociedad tan conservadora como la coreana.
La comunidad más controvertida fue Megalia, pues adoptó el “método de espejo” para retratar a la inversa los tipos de comentarios misóginos que las comunidades centradas dominadas por hombres habían utilizado. Las actividades de Megalia fueron más allá de “burlarse de los hombres”, pues llevaron a cabo varias actividades como meetings, instalaciones artístico-culturales y tuvieron un rol central en el cierre del sitio web de pornografía “Soranet”, donde se compartían videos de connotación sexual obtenidos de cámaras ocultas.
A partir de 2016, comenzaron los conflictos internos en la plataforma y la comunidad comenzó a fraccionarse, especialmente respecto a cómo abordar temáticas como las identidades de género y posiciones trans excluyentes. Finalmente, el sitio web fue cerrado en 2017, pero la “mala fama” permaneció y hasta la actualidad las mujeres son llamadas “Megal” o “Womad” como insulto al declararse feministas, algo así como el uso del “feminazi” en Occidente.
Ante la pregunta de si una idol puede ser feminista, la respuesta es sí, pero es importante tener en cuenta el sistema en el que las mujeres en la industria del K-pop están insertas. Las idols son deshumanizadas y se convierten en contenido cultural mercantilizable, interactuando los elementos de comercialización, sexualización y nacionalismo en una construcción corporativa funcionales a los intereses público-privados del país.
La etiqueta "feminismo" es demasiado tabú para que la apolítica industria del K-pop la adopte genuinamente, debido a que los indicios más leves de "poder femenino" tienen consecuencias nefastas para las idols femeninas, pero aquellas que han tomado ese riesgo han sido valiento y nos dan esperanza sobre la posibilidad de que la industria vaya cambiando.
Corea es una sociedad dominada por hombres y la representación y visibilización de las mujeres en el espacio público es sumamente necesario.
Cuenta con la brecha salarial de género más alta entre los países miembros de la OCDE. El promedio mundial de representación femenina en los parlamentos nacionales es aproximadamente del 25% mientras que en Corea alcanza solo el 17%.
Solo el 30% de los jueces y menos del 4% de los agentes de policía son mujeres, lo que tiene fuertes repercusiones en cómo se abordan los delitos de violencia de género, como abuso sexual, acoso laboral y violencia intrafamiliar. Es muy común la suspensión de sentencias y las demandas por difamación contra las víctimas que denuncian abusos.
Más de la mitad de las víctimas de homicidio coreanas son mujeres, una de las tasas más altas del mundo.
Por otro lado, el matrimonio está en su punto más bajo y también la tasa de natalidad. Corea tiene una de las tasas de fertilidad más bajas del mundo con 0,98 bebés por mujer (la tasa de fertilidad para mantener la población estable mediante reemplazo es de dos hijes).
Hace una década, casi el 47% de las mujeres coreanas solteras dijeron que pensaban que el matrimonio era necesario, mientras que en 2019 esa cifra se redujo al 22,4%, el número de parejas que se casaron se redujo a 257.600, frente a las 434.900 de 1996.
Debido al carácter conservador de la sociedad coreana, temas como la sexualidad, identidad de género, derechos, LGBTIQ+ y feminismo siguen siendo un tabú.
Con el feminismo todavía siendo considerado como algo tabú en un país conservador como Corea, estos grupos de chicas están dando el primer paso para crear una era de cambio a través de su música y haciendo uso de sus plataformas para enviar un mensaje social importante no solo para las mujeres coreanas, sino a todas las mujeres del mundo.
Lo cierto es que los grupos femeninos no estaban destinados a inspirar a otras mujeres, sino que a crear una fantasía para el público masculino, pero han logrado convertirse en banderas de lucha para muchas personas alrededor del mundo. Los fandom interpretan, se apropian e integran de los contenidos de la industria del K-Pop que reciben, se involucran y trabajan con los productos culturales coreanos.
Los discursos antifeministas y las visiones tradicionales de la sociedad continuarán siendo un obstáculo para el avance de la agenda feminista, de modo que el gran desafío para las mujeres coreanas que se consideran feministas es cómo resistir y superar las percepciones negativas y la institucionalidad que promueve una sociedad patriarcal resistente al cambio.
Proyecto de Ilustración
En los meses de agosto de 2020 y febrero de 2021, el Club de Té realizó un proyecto de ilustración donde se publicaron 60 ilustraciones de grupos femeninos y solistas pertenecientes a la industria del K-Pop, donde se abordó en cada una aquellas problemáticas a las cuales han tenido que enfrentarse en un medio tan sexista y violento, así como destacar sus logros y aquello que nos inspira. El objetivo de este proyecto fue homenajear a estas grandes mujeres y su impacto en una de las industrias más complejas y exitosas del mundo, así como visibilizar la violencia de género que la afecta.
¡Muchas gracias a todas las ilustradoras que fueron parte de este proyecto a toda nuestra comunidad por el apoyo mediante sus comentarios y difusión!